Pereza de las horas...
Pereza de las horas
de la siesta de estío.
La tarde toda azul
se tiende en el camino
y el aire somnoliento
deja quieto el molino.
Una lluvia de oro
va cubriendo los trigos.
El sol -ardor y fuego-
se refresca en el rio
y peina sus cabellos
en las ramas de un pino.
Joy Boixet
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