Te estrecharé en mis brazos.
Tu risa rodará sobre los vientos
y por el ancho cauce de la vida
el gozo de tus ojos tendrá horizontes nuevos.
Marcharemos despacio, cogidos de la mano,
mientras yo intento darte, sueño a sueño,
la voz que hay en las flores de los campos
y la voz del regato y de los brezos.
Porque quisiera darte para siempre,
no ya mi vida gastada beso a beso,
sino un sentido inmenso de belleza
para ese corazón aún tan pequeño,
arma para luchar día tras día
en el árduo y cansado cuerpo a cuerpo,
vida que fuera vida aún en tu pena,
llama que nada apagará en tu centro.
Joy Boixet
Simplemente hermoso, lleno de ternura maternal.
ResponderEliminarMil gracias, Harolina!
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